La secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, ha sido nombrada senadora territorial de la Comunidad Valenciana con lo cual pasará a cobrar tres sueldos –y que sueldos- con los que alcanzará la bonita suma de 20.000 euros mensuales: 7.000 euros de indemnización como exsecretaria de Estado (ni solo los grandes ejecutivos y los banqueros blindan sus sueldos, 6.500 como secretaria de organización y 5.500 euros como senadora a los que hay que sumar los 1.823 euros de complemento en función de gastos de manutención y alojamiento.
Según dice en su blog, “no puede evitar sentir una gran satisfacción y responsabilidad por volver a representar la voluntad del los ciudadanos”. También dice que se va a dejar la piel para ofrecernos (a la ciudadanía) el mejor servicio público.
También tilda en su blog de “atropello democrático” la tardanza en ser nombrada de senadora y yo el único atropello que veo es que la hayan nombrado senadora, al tiempo que me pregunto como va a hacerlo si sumamos los 2 trabajos que tiene son 16 horas diarias, si ha esto le sumamos desplazamientos y otras actividades (como su blog) apenas le debe quedar tiempo ni para dormir.
En mi opinión, los políticos, ni tienen vergüenza ni la conocen. En un país con cinco millones de parados y los problemas que estructurales y la crisis que padecemos y la casta política, lejos de preocuparse de la ciudadanía, viven en sus realidades paralelas de sueldos indecentes, coches oficiales, alfombras rojas.
Esto todavía es peor cuando se trata de políticos de izquierdas que son los que se suponen que representan a las clases más desfavorecidas. Y se pasan la vida hablando de moderación salarial de los altos ejecutivos, de los beneficios de los constructores, etc. Con el único fin de volver a los trabajadores en contra de los empresarios creando desasosiego en las clases más desfavorecidas.
A lo mejor en lugar de la Ley de economía sostenible que por lo que he visto en la tele (en La 1) no es más que otra chorrada de ZP con la que tomar el pelo a sus electores, sería un buen momento para arreglar estas injusticias. A ver si conteniendo el gasto consiguen disminuir un poco el déficit público.
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